Hoy en día parece inevitable que nuestros pequeños accedan a una edad temprana a lo que suponen las Redes Sociales. Más allá de las normas legislativas que supondrían que los chicos no tienen facebook, ni tuenti, ni habbo... hasta los 14 años, lo cierto es que bajo un pretesto u otro, acceden a las mismas.
Y a esto se une la posibilidad de acceder no sólo desde el viejo PC de sobremesa o portátil, sino también poder hacerlo desde la tableta o el móvil.
Que sí, que puede ser para el acceso a un juego o para el acceso a una red que en sí misma es una juego como "habbo", pero al fin y al cabo hay que conocer en dónde están nuestros hijos y qué supone.
Las Redes Sociales, han incrementado exponencialmente desde el 2010 el número de usuarios. Sólo facebook, con casi 900 millones de usuarios es una clara muestra. Pero no sólo es facebook. Redes como You Tube con 600 millones, Twitter con otros tantos, Tuenti, Linkedin, el propio Habbo y un largo etcétera que nos lleva a las 200 redes con más de 1.000.000 millón de usuarios crean un entramado de difícil asimilación.
Y todas ellas suponen "COMPARTIR". El majestuoso término que ha hecho posible el crecimiento de estas grandes redes de contacto.
Y ¿qué compartimos? Pues ahí está el eje sobre el que debería pivotar nuestra posición con respecto a nuestros hijos. No es malo en sí que compartan juegos o imágenes, sino con quién las comparten. La "fiscalización" de los contactos "no en sí de la información" no está de más. Y el que salvo en situaciones muy claras -de familia o de seres muy allegados- no subamos imágenes a la nube. Y menos, las etiquetemos.
Dado que es muy difícil eludirnos de que entren, porque las propias cónsolas "ya sea la wii, la playstation o la xbox" permiten conectarse on-line, nuestro papel es el de hacer que el uso de las redes sociales esté lo más protegido posible.
En cualquiera de las redes que hemos mencionado debemos de examinar nuestro perfil, el perfil de nuestros hijos, y ver qué información es de dominio público, comprobando que no estamos dando ni direcciones, ni teléfonos ni otra información sensible a personas ajenas a nuestro entorno.
En diferentes capítulos posteriores iremos examinando la tipología de las diferentes redes y como convivir con ellas.
Resumiendo en este primera introducción a las redes... miedo no... pero sí respecto.
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